Este blog no tiene nada que ver con artes culinarias. Quienes me conocen saben que no tengo permitido meterme a la cocina, no sólo por lo mal que cocino sino porque no sé donde están las cosas. El título “El Calendario de la Cocina” viene de alguna de las siguientes razones:
Desde que tengo uso de razón cada navidad mi abuela le ha regalado a todas las casadas de la familia un calendario de tela para colgar en la cocina. En mi caso entré a la lista de dicho regalo desde los 22 años, cuando según ella entré a la “edad casadera”, por lo que he recibido varios. Hoy en día mi abuela ya no hace esos regalos – afortunadamente porque es un peligro que a los 91 años recorra toda la Ciudad de México buscando calendarios de tela – pero por alguna razón se sembró en mi mente la idea de que toda esposa y madre tiene en su cocina un calendario. A esta imagen familiar se suma la imagen que vemos en las películas donde las soccer moms tienen en su cocina un calendario donde anotan los recitales de piano, partidos de soccer, juntas de padres de familia, fiestas de cumpleaños, etcétera.
Quizás escogí este título en honor a un cuento que escribí hace tiempo cuyo personaje abrumada por el marido y los hijos contempla largamente el calendario de su cocina donde una foto del Caribe parece decirle “ven, ven, deja todo y vente”.
O quizás este título hace referencia al calendario que tiene mi hijo y que probablemente muchos niños tienen, donde cada día que se porta bien pegamos una estampita y cuando junta varias vamos por un premio a la juguetería. O simplemente soy malísima para encontrar títulos y este fue el primero que se me ocurrió.
Y es que finalmente de eso se trata este blog, de las aventuras y desventuras de ser madre. Hay días en los que soy una absoluta soccer mom y miro el calendario con ilusión anticipando las fiestas infantiles y las juntas de padres de familia; y días que no tanto y que huir al Caribe suena una opción viable*. Hay días que merecemos estampita y días que no, pero siempre nos queda el día siguiente para volver a empezar a contar.
*Advertencia. Señores de Servicios de Protección al Menor: esta es meramente una expresión. El calendario en mi cocina tiene la foto de nuestra agente de bienes raices con la cual no tengo intenciones de huir. Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia.
hahahaha la nota al final, con esos señores de protección al menor, "no vaya a ser la de malas"
ReplyDeleteJa ja que quede bien claro, sobre aviso no hay engaño
ReplyDeletehahaaa si, buenisimo el aviso
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