Por alguna razón tengo la idea de que toda madre tiene en su cocina un calendario, ahí las súper mamás anotan los recitales de piano, juntas de padres de familia, fiestas de cumpleaños, etc. Hay días buenos en los que las mamás miramos el calendario con ilusión anticipando los días de fiesta y los partidos de soccer y días no tan buenos en que una quisiera dejarlo todo e irse al Caribe o a dondequiera que sea la foto que tenga dicho calendario.

Monday 6 January 2014

En el agua clara que brota en la fuente…


Después de ver el documental Blackfish, mi concepto de entretenimiento familiar cambió por competo. 

Como mi blog no es una plataforma activista no trataré de convencerlos de no ir a Sea World ni de que no debería de haber animales en cautiverio. Mi intensión va más allá de crear polémica, mi postura es la de una mamá que el 80% del tiempo no sabe qué esta haciendo en este arduo y excitante trabajo de educar niños sin instructivo.

El impacto que produjo Blackfish en mi no fue únicamente por la realidad que presenta, sino porque yo consideraba parte del job description de ser mamá, llevar a los niños a parques de diversion y zoológicos. Creo que cuando tenemos hijos, parte de nuestro trabajo (ademas de quererlos y cuidarlos, obviamente) es acompañarlos en todos esos peldaños que construyen una infancia:

- Enseñarles a hablar y a caminar (✔️
- Enseñarles a nadar, andar en bici y patinar (mmm casi ✔️)
- Leerles cuentos antes de dormir (✔️)
- Ayudarlos a hacer tarea y a aprender (✔️) * aquí se incluye forrar libros que gracias al sistema escolar canadiense estoy     exenta 
- Coserles (o pegar con cinta) el disfraz de Halloween, del día de las madres o del festival de la primavera 
- Enseñarles principios de convivencia social, respeto al medio ambiente, religión o no religión (✔️)
- Introducirlos al placer de los tacos de cajeta, el sandwich the PB&J y las recetas de la abuela (✔️
- Llevarlos a zoológicos, acuarios y parques de diversiones (✔️)

Creemos (o creo) que si no cumplimos cualquiera de los anteriores no nos podemos graduar de padres. Claro está que no todos los puntos tienen el mismo peso en importancia pero de alguna u otra manera sentimos que hay que pasar por ahí.

Sabía que ver el documental cambiaría mi percepción sobre Sea World –  que confieso, he disfrutado por 3 décadas . Mi miedo era verlo y nunca más querer llevar a mis hijos. Esta decisión probablemente me privaría de verlos gozar uno de esos eslabones de la infancia y no estaba segura de querer hacerlo, pero tal vez esta era la razón que estaba buscando para nunca más llevarlos. Que tanto realmente disfrutábamos ir? No se qué me es mas difícil confesar: el hecho de que mi incomodidad con Sea World no tenía nada que ver con activismo en contra del cautiverio (lo cual me hace sentir como un mal ser humano), o la honesta verdad de que nunca disfruté al 100% llevar a mis hijos (lo cual me hace sentir como una mala madre).

Por supuesto que me daba emoción llevar a mis hijos a Sea World, pero conociéndolos, sabía que mi hijo de 6 años se iba a hartar de las colas y que lo único que le iba  a dar ilusión eran las palomitas de maíz y que el de 2 años se iba a entretener más con una coladera que con otra cosa, aun así fuimos, más por revivir los buenos recuerdos de nuestra propia infancia. Hay que reconocer que el show es impresionante y ver de cerca esos hermosos animales es maravilloso. Pero en el fondo sabíamos que tener encerrado a algo hermoso sólo para verlo de cerca no está bien, la idea de tener a Patrick Dempsey en una jaula para verlo todos los días (por más atractiva que suene) me parece de lo más creepy y rayando en Misery. Si bien alguna vez cuestionamos el cautiverio, vivíamos ingenuamente bajo la impresión de que Sea World cuida muy bien a los animales y que eran animales rescatados.

Cuando fuimos el año pasado con nuestros hijos, si bien lo disfrutaron mucho, nos dimos cuenta de que a los niños los podemos entretener con algo mucho más simple y más barato. Mi hijo mayor, se agotó y se sobrestimuló con las multitudes. El chiquito, se interesó mucho en los animales pero lo que más capto su atención durante el show de los delfines fue el elote que se estaba zampando la señora de al lado, porque el pobre niño moría de hambre. En esos lugares las comidas se postponen porque “hay que correr al show” y los snacks  de contrabando son pocos porque no permiten la entrada al parque ni de una barrita de granola (no los culpo, antes entraban familias enteras con hieleras y tortas de huevo con chorizo).

Así que, hemos decidido no volver a Sea World, ni al Acuario y probablemente ni al Zoológico, principalmente por lo que pensamos de los animales en cautiverio, pero porque de todas maneras nos habíamos cuestionado qué tanto lo disfrutan los niños, realmente necesitan ver de cerca a los animales para aprender sobre ellos y disfrutarlos? La respuesta de PR de Sea World es que gracias a ellos la gente conoce y quiere a estos animales. Yo creo que los niños no necesitan ver de cerca a los animales para apreciarlos, cualquier niño adora a los dinosaurios y les aseguro que ninguno los ha visto en vivo.
Qué tanto realmente disfrutan los niños y los papás estos parques? me atrevería a hablar por todos y decir que no tanto. Los papás van de un extremo al otro del parque apurados queriendo ver todo y desquitar lo que pagaron, entran en una psicosis de agarrar buen lugar, de no perder al niño, la cámara y la bolsa, y de tomar la foto obligatoria depués de esperar de mal humor a que 20 familias posen antes que ellos “Orale mijo  vas vas vas!”. Generalmente vemos a los pobres niños dormidos en la carreola o haciendo el berrinche de la vida porque los pobres están a-go-ta-dos. Los niños pueden ser inmensamente felices en un columpio o trepándose a un árbol. 


Cuando mi hijo tenía 3 años los llevamos al acuario, después de llevarlo de un lado al otro del parque queriendo alcanzar a ver todos los shows, al salir le preguntamos qué le había gustado más - “la señorita buzo” contestó. Esa debió de haber sido mi mejor pista de que a los niños les gustan las cosas simples, y nuestro mejor legado puede ser el enseñarles el respeto por los animales… eso y los tacos de cajeta.

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