Por alguna razón tengo la idea de que toda madre tiene en su cocina un calendario, ahí las súper mamás anotan los recitales de piano, juntas de padres de familia, fiestas de cumpleaños, etc. Hay días buenos en los que las mamás miramos el calendario con ilusión anticipando los días de fiesta y los partidos de soccer y días no tan buenos en que una quisiera dejarlo todo e irse al Caribe o a dondequiera que sea la foto que tenga dicho calendario.

Tuesday 1 July 2014

Más amarillo por favor

Note to self: cuando esté buscando - con el tiempo justo - algún artículo para mis hijos y lo encuentre bueno, bonito y barato (¿ya dije barato?) debo comprarlo sin importar que sea un esperpento.

Yo creí que desde que emigré a Canada mis días de enojarme con dependientas en las tiendas habían terminado. No digo esto con afán malinchista ni racista, simplemente es un hecho que en este país hay más señoras patonas que en México. Invariablemente cuando iba a una zapatería mexicana me sacaban de quicio las empleadas:

- Señorita ¿tiene este modelo en número 7, por favor?
- Si, cómo no, ahorita se lo traigo.

20 minutos después regresa con un diminuto 5 y una gran sonrisa.

- Señorita, le pedí 7. Este es un 5.
- Si, pero pruébeselo ¡viene anchito!

El caso es que hace una semana necesitaba yo una carreola para mi hijo de tres años. Aquí voy a a aclarar que, antes de tener hijos, cuando veía un niño mayor de dos años en carreola (de esos que ya las rodillas les llegan la barba y traen cara de molusco sacándose los mocos) pensaba “Mamá fodonga, póngalo a caminar ¡por eso existe la obesidad infantil!”
Pues no, fíjense que las mamás que llevamos a niños mayores de edad en carreola es por mera logística. Cuando una está en el aeropuerto, rezando para que las maletas no traigan sobrepeso y hay que pasar aduana con cara de poker* no se puede andar persiguiendo chamacos. Ni se diga de intentar correr de una terminal a otra para alcanzar el avión si el niño se detiene cada tres pasos a inspeccionar un tornillo o corre desaforado entre la multitud por mera diversión.

Total que hace una semana encontré una carreola plegable en Canadian Tire por módicos $24.99 pero ¡oh sorpresa! el estampado era rosa con flores y -sospecho - la princesa Aurora. 

- Mmmm - dudé - no quiero que mi hijo se queje en 15 años “Mi mamá me llevó por todo Disneylandia en una carreola rosa”.

En fin, se me hizo muy fácil esperarme a ir un día antes del viaje a buscar una carreola que no fuera girly girly

Primera escala: Tienda especializada en artículos para bebé. La carreola más barata cuesta $200. Olvídenlo.

Segunda escala: The Real Canadian Superstore (su nombre lo dice todo). Había una roja que se veía bastante buena pero costaba el doble que la de flores. Me dolió el codo para algo que literalmente íbamos a usar 2 veces (por el solo hecho de que la etiqueta decía máximo 14 kilos que pasamos hace seis meses).

Tercera escala: Canadian Tire, distinta sucursal que donde la vi hace una semana. Fellow Canadian que soy (y por otras razones de ética laboral) no compro en Walmart e intento apoyar a empresas canadienses, no sospechaba con lo que me iba a encontrar. En resumidas cuentas: en el lugar de las carreolas estaba el número de serie y el nombre del artículo pero no la carreola. Hay que buscar a alguien que nos ayude. 20 minutos. El inventario dice que hay tres en existencia. 10 minutos. La van a mandar abajo a Automotriz (WTF ¿qué tiene que ver con automotriz?). 15 minutos. “Umbrella stroller? did you check the patio section for umbrellas?” (WTF otra vez). 10 minutos. La están buscando en la bodega. 20 minutos. Está en el inventario pero no la encuentran. 20 minutos ¿Pueden hablar a la otra tienda donde vi la de princesas? 20 minutos. Ya hablamos y no hay.

Breathe
Breathe
Breathe

Cuarta escala. De regreso a comprar la roja.

Breathe

Yo me pregunto, señores fabricantes ¿han oído hablar de otros colores? no sé, amarillo, naranja, beige, negro ¿verde caca?

Supongo que el problema no son los fabricantes que no ven más allá de princesas y El Hombre Araña. La culpa la tengo yo. Si hace una semana no me hubiera dejado llevar por estúpidos estereotipos de género, hoy tendría una carreola rosa y me hubiera ahorrado no solo $25, sino medio hígado y tres horas de mi día.



* Disclaimer: Señores de Aduanas, este blog es meramente ficción, yo ni compro zapatos ni nunca he traído en mi maleta chilorio que nos mandó mi tía Lola. Ni tengo una tía Lola.

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