Por alguna razón tengo la idea de que toda madre tiene en su cocina un calendario, ahí las súper mamás anotan los recitales de piano, juntas de padres de familia, fiestas de cumpleaños, etc. Hay días buenos en los que las mamás miramos el calendario con ilusión anticipando los días de fiesta y los partidos de soccer y días no tan buenos en que una quisiera dejarlo todo e irse al Caribe o a dondequiera que sea la foto que tenga dicho calendario.

Monday 30 April 2012

De lunes a viernes en horario de (no) oficina y sábados, domingos y fiestas de guardar

Ser mamá no es fácil. Ser madre que trabaja es muy difícil. Ser mamá de tiempo completo* es todavía más difícil, pero ser mamá de tiempo completo que trabaja desde su casa es deporte extremo.

Yo, para empezar, no puedo trabajar desde mi casa independientemente de que estén los niños o no. No me puedo concentrar si con el rabillo del ojo estoy viendo tiradero. Una vez que la casa está recogida y puedo finalmente sentarme a trabajar ya me dio hambre o ya descubrí una ceja perdida que necesita depilarse urgentemente, es imposible trabajar así. Además, eso de vivir en pants y cola de caballo debe ser nocivo para la salud de cualquiera. Por eso admiro tanto a mi amiga Eva que trabaja desde casa y cada mañana se arregla guapísima, se maquilla, se pone zapatos altos, toma su bolsa, camina cinco metros y se pone a trabajar en la oficinita al fondo de su jardín. A las dos de la tarde toma su bolsa, atraviesa el jardín y come, después toma otra vez su bolsa, cruza el jardín y trabaja hasta las seis. Eso es disciplina señoras (¡y glamour!).

A veces tengo que trabajar en algún pendiente mientras los niños están en casa y, como es de esperarse, mi hijo de 5 años no coopera mucho mientras trabajo en la computadora. Una vez constantemente venía a interrumpirme y no paraba de brincotear hasta que desesperada le dije que íbamos a jugar a “pretender que mamá está en la oficina”. Tracé una línea imaginaria alrededor del escritorio y le dije “pretende que esta es la oficina de mamá y no puedes venir a molestarla” a lo que él brincoteando respondió “pues ahora tu pretende que yo estoy muy muy lejos” Con esos argumentos yo no puedo.

Como sea, no es lo mismo contestar un par de correos en la tarde con los niños al lado que trabajar remotamente en horarios de oficina con el estrés que implican las juntas, fechas de entrega y llamadas de colegas. Recientemente me quedé dos semanas sin guardería y tuve que trabajar desde mi casa mientras cuidaba a mi hijo de un año. Mi pesadilla empezó cuando tuve que asistir telefónicamente a una junta de departamento. Preparé cuadritos de queso para que el bebé se entretuviera mientras yo participaba en la conferencia, pero no contaba con que todo mundo llegó tarde y tuvieron problemas técnicos para enlazarme. Cuando finalmente pudieron conectarme, 15 minutos después,  mi hijo se había comido ya todo el queso y gritaba “¡má!” (más). Corrí a servirle pasitas pero justo cuando mi jefa me preguntó “Andrea ¿tienes algún inconveniente?” el bebé tiró todas sus pasas y se puso a llorar; “Parece que tu hijo sí tiene inconvenientes” escuché al otro lado de la línea. A partir de ese momento continué la conferencia con la bocina tapada para que no se oyera nada de este lado de la línea y espero de corazón que haya funcionado porque en cuanto terminó de comerse las pasas el bebé empezó a gritar “¡popó, popó!”

En vista del éxito obtenido y con otra conferencia telefónica en la agenda (una de verdad importante) decidí prepararme mejor. Mandé un correo a mis colegas diciendo que estaba “preparándome para la conferencia” lo cual se traduce en poner una película en el DVD, partir cuadritos de comida que fui sacando conforme avanzaba la conferencia telefónica. El bebé se los iba acabando y estiraba su platito diciendo “má” (ya sé, este niño come como si estuviera hueco). Después de un plátano, veinte pasitas, dos rebanadas de queso, un cuarto de aguacate y media cajita de Zucaritas terminamos lo que pensé fue una junta muy fructífera, donde yo había hecho una aportación que – modestia aparte –fue brillante. Aunque a decir verdad el reconocimiento me lo deberían de dar por haber tenido una hora y media callado al bebé. Todo para que al día siguiente el CEO de la compañía me hablara y me preguntara “¿qué pasó contigo, por que no llegaste a la conferencia telefónica?”
Me queda de consuelo que soy la única en la oficina (además del CEO, claro está) que puede irse a media tarde al parque, y eso no lo cambio por nada.




* El término “mamá de tiempo completo” es un poco extraño pues todas las mamás son de tiempo completo, si no es como decir estar “medio” embarazada, pero no sé que otro término usar. En inglés dicen “stay at home mom” pero eso me suena como a que una está en su casa pintándose las uñas y viendo novelas todo el día y no conozco a ninguna mamá que pueda darse el lujo de hacer eso (al menos todo el día).

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